Ordenamiento y hábitat
La cultura individualista y necesidad humana de limpiar, ordenar y utilizar el espacio para funciones únicas y especializadas da forma a laberintos entrelazados de concreto y cristal.
Estos paisajes fríos y abstractos no son naturales para nuestros cuerpos y mentes, no lo son para ninguna otra forma de vida tampoco. Sirven solo para el constante y "eficiente" movimiento, cuando hasta para eso fallan. Los tiempos desperdiciados en el tráfico están por los cielos y jamás va a bajar solo aumentando la cantidad de carriles disponibles, eso solo genera un tapón más grande.
Tras décadas de este estilo de construcción llegamos a olvidar no solo la existencia de estos espacios naturales compartidos y de libre pensamiento, también olvidamos nuestra propia necesidad por ellos. En una sociedad que busca entretenimiento y distracción, los parques son tan solo una opción más para el ocio, donde el paseo por el parque tiene que ir acompañado por otra actividad para poderse disfrutar.
No vamos solo a respirar y observar vida, vamos al mercado de fin de semana, al picnic, proyección, beber café o leer un libro. Todas actividades que se rebelan contra el dominio digital de nuestro tiempo libre, una revolución silenciosa que regresa a disfrutar los placeres físicos, análogos de la vida.